El recurso consiste en un servicio de atención psicológica y acompañamiento psicosocial especializado en adicciones y salud mental/bienestar emocional, orientado tanto a población adulta (en el ámbito de las adicciones) como a adolescentes y jóvenes de 12 a 29 años con sintomatología asociada a malestar emocional, conductas disruptivas, adicciones comportamentales o ideación suicida. Asimismo, se ofrece intervención específica y apoyo psicológico a sus familias.
Se trata de un dispositivo comunitario de acceso gratuito que proporciona intervención terapéutica individual y familiar, tanto presencial como en modalidad telemática, adaptándose a las características y disponibilidad de las personas usuarias. El recurso se activa mayoritariamente mediante derivación desde servicios sociales, centros educativos, entidades del tercer sector, atención primaria o salud mental infantojuvenil, aunque también se atiende demanda directa.
El abordaje combina una perspectiva biopsicosocial y comunitaria, con intervención multidisciplinar (psicología clínica, trabajo social, educación social) y una fuerte coordinación interinstitucional con los servicios sanitarios y sociales del territorio. Los procesos se estructuran en torno a la evaluación individual, la planificación de objetivos terapéuticos, el seguimiento clínico y la prevención de recaídas, especialmente en los casos con riesgo de cronificación o exclusión social.
Este recurso es considerado un activo para la salud porque:
Ofrece un espacio de contención y acompañamiento para casos complejos, en los que la intervención familiar o comunitaria es clave.
Mejora la adherencia al tratamiento y la vinculación a recursos normalizados, facilitando la continuidad asistencial en coordinación con otros servicios.
Contribuye a la detección precoz y al abordaje integral de factores de riesgo psicosocial, evitando su cronificación.
Presenta alta accesibilidad, ausencia de barreras económicas y un diseño flexible que permite actuar con eficacia en el entorno escolar, familiar y comunitario.
En conjunto, se trata de un recurso consolidado, con fuerte arraigo territorial, experiencia contrastada y alto nivel de coordinación con la red educativa, social y sanitaria, lo que lo convierte en un instrumento útil y complementario dentro del ecosistema de salud mental comunitaria.