Desde AFARABA queremos atender a las necesidades de los familiares en el menor tiempo posible, de esta manera se podrán prevenir futuras patologías físicas, psicológicas y emocionales y además promover estrategias de calidad de cuidado para ellos mismos y la persona con demencia, ya que esta enfermedad solo se puede entender como un binomio: familia-enfermo. Es por esto que se hayan consolidado, a lo largo de los años, diferentes grupos familiares que brindan el apoyo, la protección, la contención y el acompañamiento que precisan los familiares asistentes durante el proceso de cambio constante que supone cualquier tipo de demencia.
Además, aportan apoyo emocional e información sobre temas de interés por parte del profesional que los facilita (psicólogo clínico), por lo que es un intercambio emocional y de la experiencia individual en un contexto donde puedan expresar sus inquietudes sobre la enfermedad, comentar el impacto personal y en la persona enferma y donde puedan resolver todas sus dudas, dotándoles de herramientas que les permitan manejar adecuadamente la situación y lo que de ella se deriva.
Ofrecer a las familias información, apoyo psicológico y emocional a través del aprendizaje asociado a las experiencias de los miembros del grupo, aportando diferentes estrategias de afrontamiento, por parte del profesional que los facilita, para así poder fomentar la calidad del cuidado y sobre todo la calidad de su propia salud.
Fomentar los formatos grupales a fin de poder llegar a todas las familias en el menor tiempo posible, atendiendo a cada necesidad, teniendo en cuenta cada caso particular.
Reunir a los familiares para que puedan tener un espacio donde poder compartir sus experiencias, sin ser juzgados, reduciendo su aislamiento y fomentando la comunicación entre iguales.
Informar y educar acerca de la enfermedad y sus consecuencias.
Identificar y facilitar la expresión de pensamientos y emociones.
Proporcionar estrategias de afrontamiento que faciliten gestionar de manera óptima su (auto) cuidado.
Evitar que el cuidador se convierta en paciente: prevenir la “fatiga por empatía”.
Favorecer una comunicación eficaz con el enfermo y el entorno sociofamiliar.
Aumentar el control sobre su salud.
Potenciar y reforzar estilos de vida saludables.